miércoles, 4 de agosto de 2010

"Un mundo restaurado" de Henry Kissinger.



“La opinión pública –escribía Metternich en 1808-, es una de las armas más poderosas, que penetra como la religión a los rincones más escondidos donde las medidas administrativas pierden su influencia; el desprecio de la opinión pública es como el desprecio de los principios morales…(La opinión pública) requiere un culto propio…La posteridad encontrará difícil creer que nosotros consideramos el silencio como una arma efectiva en éste que es el siglo de las palabras.”

Pág 30.

“O bien puede convencerse de su impotencia física y tratar de salvar su esencia nacional adaptándose al vencedor. Esta no es necesariamente una política heroica, aunque en ciertas circunstancias puede ser la más heroica de todas. Cooperar sin perder nuestro espíritu, ayudar sin sacrificar nuestra identidad, trabajar por la libertad bajo el yugo y tras un silencio forzado, ¿qué otra prueba más dura existe de la fortaleza moral?”

Pág 33.

“Si se depende de la eficacia de la diplomacia durante un período revolucionario puede llegarse al desastre; pero si se depende del poder con medios insuficientes es un suicidio.”

Pág 92.

“Un orden mundial que se desmorona, aun cuando haya sido edificado sobre la fuerza, encuentra tan difícil creer en su desintegración como el hombre en vislumbrar su propia muerte.”

Pág 93.

“En virtud de que no había sido capaz- por lo menos así lo creía- de traducir la fuerza en obligación, Napoleón debía arriesgarlo todo a la exhibición de su poderío. Dado que el poder es la expresión de un orden mundial arbitrario y por lo tanto inseguro, Napoleón sólo pudo unir a Europa en una guerra para su propia destrucción.”

Pág 172.

“Pero si los revolucionarios tuviesen un sentido de la realidad, o por lo menos si su sentido de la realidad no fuera incompatible con el “legítimo”, no serían revolucionarios.”

Pág 176.

“Esta es la paradoja que introduce el fanático en las relaciones internacionales por más sincero y bien intencionado que sea. Su pretensión misma de superioridad moral conduce a una erosión de toda restricción moral.”

Pág 200.

“El verdadero conservadurismo implicaba una política activa. Pero la reforma debía ser producto del orden y no de la voluntad; debía afirmar la universalidad de la ley contra la contingencia del poder.”

Pág 253.

“La palabra libertad –escribió Metternich en su testamento político- nunca ha tenido para mí el carácter de un punto de partida sino de una meta. El punto de partida es el orden, el único que puede producir la libertad. Sin orden, la apelación a la libertad no es más que la búsqueda de algún partido específico para el logro de sus objetivos especiales y en la práctica siempre llevará a la tiranía. Porque he sido un hombre de orden, mis esfuerzos se dirigieron a la obtención de una libertad real, no engañosa…Siempre he considerado el despotismo de cualquier clase un síntoma de debilidad. Donde quiera que aparece, se condena a sí mismo; pero es más intolerable cuando aparece tras la fachada de una defensa de la causa de la libertad.”

Pág 253 – 254.

“Pocas personas entienden –dijo haciendo referencia a Taticheff-, con cuanta ventaja podemos emplear a individuos que se creen sumamente listos…Sólo el oponente honesto es difícil de vencer.”

Pág 386.

“Y depender por entero de la pureza moral de un individuo equivale a abandonar la posibilidad de control, porque los títulos morales implican una búsqueda de absolutos, una negación de los matices, un rechazo de la historia.”

Pág 403.

“Si una sociedad se legitima a sí misma por un principio que pretenda ser universal y exclusivo, en suma, si su concepto de “justicia” no incluye la existencia de principios diferentes de legitimidad, las relaciones entre ella y otras sociedades se basarán en la fuerza.”

Un mundo restaurado, Kissinger, Henry, FCE, 1973.

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